y busco en serio la tranquilidad que me da esa abstracción. A veces la
encuentro entre los muros de mis talleres, concentrado en
simplemente inventar o construir algo bien....
Con el tiempo aprendo (muy poco a poco) que el oficio de escultor tomado en serio puede ser tan activo y dinámico como uno mismo quiere que sea. Que una escultura es
como una bola de boliche que derrumba bolos con formas múltiples; de gente, de
tiempo y de espacio. Y que esta bola (bien tirada) siempre puede volver a tu
propia mano.
Hoy comprendo con más tranquilidad mi condición obsesiva y trabajo en controlarla
la verdad que es ahí donde ultimamente trabajo más...
Construyo esculturas y con mi oficio de escultor en la mano camino por
una ruta alterna que me mueve bordeando lo más común.
No espero ni he esperado nunca construir el gran currículum del artista que lleno de
exposiciones lo mantiene con la alacena vacía. Por el contrario; hacer una
escultura me parece un acto serio de productividad y de introspección. Es para mí
una forma antigua de comunicar que sigue vigente y es también simplemente otra
manera (a veces importante) de decir algo.
Y este oficio me gusta porque me define y con
certeza (parece que me estuviera convenciendo a mi mísmo..)
Encuentro cada vez más profundidad en el oficio, lo hago con un poco más de
calma.
La escultura en mi vida definitivamente ha sido una constante. Desde niño viví en el barrio de la Condesa de la CD. de México y estuve como hoy, ligado con mucha gente
dedicada al tema de las artes. (hola amigos artistas, Yorch: como andas?)
También desde que me acuerdo estoy entre cualquier tipo de situaciones y entre
talleres de escultura y de fundición.
Para mí lo normal fue ver a mi papá haciendo sus esculturas;
bastante contento haciendo moldes, tallando su herramientas, retocando ceras…
Muchas veces participé con el, entregando piezas, Instalando e inaugurando sus esculturas
monumentales. Me encantaban los eventos que se hacían alrededor de las
inauguraciones.. (todavía me gustan)
Ganaba de vez en cuando domingos junto con mi hermana Beatriz, retocando sus ceras para fundir el bronce. Hoy conozco poca gente que lo sabe hacer bien. Uno se quema
fácilmente, deforma las ceras, las adelgaza, las rompe. No es tan fácil..
Supongo que por esto recibí el completo y absoluto apoyo de mi mamá cuando decidí
estudiar artes plásticas y dedicarme de tiempo completo a este oficio.
Cuando nací, mi progenitor pagó parte de los honorarios médicos, con una
escultura de bronce. Era una pieza pequeña; una yegua con un potrillo recién
nacido No estoy seguro de que se construyera específicamente para esa ocasión,
pero así fue...
probablemente fuí poco original al escoger que hacer en la vida
creo que a mi también me gusta el tema de la jardinería...
Juan Canfield
Escultor
http://www.casacanfield.com